kayak y corales en un solo lugar... Isla Larga


Con la misma expectación de un niño cuando le ofrecen ir a la playa o un juguete, no dormí la noche antes de salir a hacer kayak a mar abierto. La madrugada nos vio partir hacia ese encuentro caribeño, no sin antes parar a desayunar en El Palito las mejores empanadas de la vía centro-oeste de Venezuela, y luego una pequeña inducción sobre el uso del remo. Ahí estaba Isla Larga a unos cuarenta minutos de distancia de la orilla, a la espera del encuentro con la barrera de coral más grande del país, a la espera de barcos hundidos y peces de colores. Era para no dormir. 

Como cualquier día despejado en la costa, el cielo era celeste profundo, el olor a salitre inundaba el lugar, el colorido de los bañistas que se quedarían en la playa quizás viéndonos partir, quizás pensando en realizar esa aventura un día, quizás pensando que estábamos locos por remar cuando podíamos legar en lancha sin tanto esfuerzo.

No sabia que me dolerían tanto los hombros después de ir y volver, las expectativas se sobrepasaron con la experiencia de ver los corales tan de cerca, hay un barco alemán hundido con una historia espectacular en la que sus propios tripulantes lo incendiaron para no seguir las órdenes del Führer en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, unas aguas cristalinas y tranquilas de un lado, unas olas violentas y tierras rocosas del otro lado. Fue sencillamente fascinante.


Luego de remar hasta la isla, nos preparamos para pasar un día de playa, teníamos una cámara acuática y pudimos tomar montones de fotos debajo del agua, llegamos nadando hasta el barco hundido, causa mucha impresión esa armazón enorme cubierta de fauna marina en contraste con la precisión de su arquitectura, formando parte de un entorno que no es propio, pero que se adaptó perfectamente a esas formas y conviven pacíficamente creando un espectáculo digno de recordar siempre.

Los corales están ubicados entre la isla y tierra firme, en un punto medio de aguas poco profundas en las que solo nos permitieron nadar no caminar, es área protegida y llegamos en kayak, las embarcaciones con combustible no pueden pasar por ahí. Fue un momento glorioso, de encuentro con algo que no es cotidiano, fue amor a primera, segunda y tercera vista. No hay forma de explicar lo que captaron los ojos, la naturaleza se manifiesta tan elocuentemente con cuadros como esa barrera de coral, y solo queda dar gracias a quien creas por dejar que semejante belleza sea presenciada. 



Cuando viajes como este hacen crecer el espíritu, el entendimiento, cuando encuentros con corales te ubican en tu exacto lugar en el universo, solo se piensa en lo afortunados que somos como especie, de poder explicar y transmitir los sentimientos de lo vivido, y menos entiendes como puede haber gente que no se conecta con el milagro de la vida, que solo se especializa en dañar y perturbar los recursos que nos mantienen vivos.












Isla Larga siempre va conmigo, fue una experiencia llena de emociones, de aprendizajes, de gente hermosa, de comida deliciosa, de naturaleza en pleno. Fue un encuentro sublime con la vida, un rencuentro más bien con esa maravilla que nos hace llamarnos “Planeta Azul”.

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