Los héroes de verdad no están en los libros de historia... Soho
En Manhattan confluyen tantas
culturas, etnias, costumbres y paisajes que es imposible aburrirse viendo tanta
variedad. Adicional la isla tiene ese encanto y hermosura que es perfectamente
detectable desde cualquier óptica. Tiene una energía en constante movimiento
que envuelve a todo el que llega, lo hechiza a su manera y deja una huella
imborrable en la memoria de cada viajero.
En la oportunidad en la que conocí
Soho, era mi cuarta vez en Nueva York e iba en la búsqueda de cosas nuevas, de
experiencias enriquecedoras, de caras que no se olvidan. Así llegamos al
atardecer de un día cualquiera en una semana genial a un lugar en el medio de
Manhattan lleno de bares de puertas transparentes y sillas desiguales donde
músicos muy talentosos inundan esos lugares con sus melodías.
Al entrar nos aislamos del caos
habitual de una ciudad tan convulsionada, de los semáforos y las bocinas, de
los policías de tránsito y de las bandadas de peatones para sumergirnos en un
mundo paralelo de melodía, tranquilidad, paz y vino; vimos pasar por escena
cuatro bandas que interpretaron sus temas inéditos, buscando un sello discográfico que los quisiera firmar y nos pasaron sus sombreros para dejarles una propina
que significaría su ganancia del día.
Debo confesar que Nueva York es
una de las ciudades de Estados Unidos que mas me gusta, justamente por esa
explosión de mezclas tan diversas y a la vez tan integradas que encierra, pasear por Central Park es una experiencia extraordinaria porque es
casi imposible creer que un lugar tan verde pueda estar en el medio de tanto
ruido, caos y smog. El Guggenheim es, en si, un espacio fantástico de una riqueza
artística incontable, subir al Empire State deja una visión en 360 grados
inolvidable, Times Square y el Rockefeller Center están demasiado concurridos,
pero el ambiente mágico ese día en Soho por la música y la creación de estos
héroes anónimos que son capaces de transportar a sus espectadores a otra dimensión,
fue casi indescriptible.
A partir de esa visita, me prometí
que cada vez que pise Manhattan iré, así sea un día, a ver ese talento no
comercializado por las grandes industrias, les tomaré fotos y haré videos, para
mostrarle a la gente que New York no es sólo mucho tráfico, desorganización,
ruido, rascacielos y exuberancia. El componente humano está presente y pude ser
testigo de una de sus manifestaciones más hermosas, la música.
Johana Milá de la Roca C.
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