¿Quieres una arepita?


Cada segundo sábado de septiembre, se celebra orgullosamente el Día Mundial de la Arepa, como exaltación a una de las tradiciones gastronómicas venezolanas más conocidas en el mundo. La particularidad de esta torta hecha de harina de maíz es la versatilidad con la que se adapta a sus rellenos, adicional a los graciosos nombres que recibe cada combinación.

Se dice que su nombre viene de los Cumanagotos", tribu Caribe de la costa oriental venezolana, quienes llamaban "erepa" al maíz, y su forma redonda evoca al Dios Sol y a su divinidad. También se cuenta que el origen de la palabra viene del "aripo", una plancha de barro curva que utilizaban los indígenas de la costa caribe continental, extendida desde Panamá, pasando por Colombia hasta llegar a Venezuela, para cocinar el maíz. Desde diferentes nombres hasta técnicas de tratamiento del maíz, en cualquiera de estos tres países se cuenta a la arepa como un alimento de la dieta diaria, sus usos y acompañamientos varían dependiendo del punto geográfico donde se encuentre.

Desde mi venezolanidad y con todo el orgullo que ello traduce, llevo a la arepa conmigo a donde sea que voy, la preparo con cariño y la brindo a nacionales y extranjeros como parte de mi acervo mas querido. Me encantan las combinaciones extravagantes con las que se rellenan las arepas, las simplezas de su soledad al acompañar una buena sopa, las que se rellenan de pernil después del trasnocho de año nuevo, las areperas abiertas en la madrugada para pasar a comer después de una fiesta y las arepas no tan redondas de mi mamá los domingos en la mañana.

A principios de 2014, la arepa venezolana fue escogida como el "mejor desayuno del mundo" entre chilaquiles, el desayuno inglés, el irlandés, el turco y el americano en un conteo realizado para Thrilist. Su elección resultó de evaluar las características alimenticias y la facilidad de adaptación a los diferentes rellenos con los que se suele acompañar esta delicia. Entre quesos, carne, pollo, pescado, chicharrón, aguacate, huevos fritos o de codorniz, en perico o revuelto con tocineta, salchichas y hasta pulpo, los rellenos varían entre cantidad y combinaciones de diferentes ingredientes y los nombres mas ingeniosos, para embarcarse en un viaje de sabor que se convierte en una experiencia inolvidable.



Los nombres de las arepas más conocidas pasan por la famosa Dominó, que esta rellena de caraotas o frijoles negros y queso blanco rallado, la combinación de esos colores evocan a las piezas del popular juego. También está la Pelúa, una perfecta unión de queso amarillo rallado y carne mechada, o la Catira, haciendo alusión a las rubias,  que cambia la carne por el pollo para mantener la figura, la Llanera cuyo ingrediente principal es el lomito acompañada por queso guayanés, tomate y aguacate, la de Pabellón Criollo haciéndole honor al plato nacional y contiene tajadas de plátano maduro, carne mechada y caraotas. La de mariscos tiene un nombre muy sugerente, es llamada cariñosamente Rompe Colchón, la arepa Rumbera está rellena de pernil con queso amarillo, la Patapata combina el aguacate en lonjas con queso amarillo y caraotas. Pero la más famosa, la que tiene una historia ligada a las mujeres ganadoras de concursos de belleza, la que todo el mundo pide, es la Reina Pepiada, que le debe su nombre a la Miss Universo 1955 Susana Duijm,  y es una combinación de pollo mechado mezclado con aguacate, mayonesa y lonjas de aguacate por encima.

Esta delicia es tan flexible en su preparación que puede hacerse asada, frita, horneada incluso hervida y siempre será un complemento alimenticio sabroso, para mi abuela Margarita por ejemplo, la preparación de las arepas era todo un ritual lleno de procedimientos específicos que debían ser cumplidos cabalmente. Amasaba la harina con un poco de sal y un "chorrito" de aceite, hacia unos redondeles perfectos y gruesos que luego hervía hasta que flotaban y después las asaba en un budare, recuerdo el sabor de esa cascara tostada como una de las cosas mas divinas que he comido en mi vida. También existe la variación de agregarle trocitos de chicharrón a la masa, asar las arepas y rellenarlas de queso blanco rallado y es una experiencia absolutamente placentera, o las arepitas dulces cuya masa lleva anís, se moldean finas y se fríen, también se acompañan de queso blanco rallado, (que te traslada a) una deliciosa remembranza de los días de lluvia y frío junto una taza con chocolate caliente.

Los rellenos mas comunes y sencillos son los de queso o algún derivado lácteo, y en Venezuela la variedad es tal, que si estas en occidente lo mejor es un suero de tapara o un queso palmita, si estas en los llanos un queso apureño blanco o un buen queso telita es más que suficiente, si vas al sur una arepita con queso guayanés y en oriente entre sus quesos frescos y las arepas de maíz pilado no queda más que saborearse. Si vas a Los Andes, sus particulares arepas planitas con un toque de harina de trigo también se acompañan de un buen queso fresco y permitiendo que la mantequilla se derrita, son un absoluto deleite al paladar.

La arepa, esa herencia indígena que ha trascendido a través del tiempo y se ha transformado para que sea accesible y fácil de hacer en casa, es el desayuno diario, posible almuerzo y cena segura de miles de hogares que a partir de ella se alimentan y disfrutan de sus atrevidas transformaciones de acuerdo al relleno; es la comida después de la fiesta, la excusa para cualquier rencuentro, la carta de presentación al mundo, la celebración de cada segundo sábado de septiembre y el orgullo de una nación que pronto volverá a ver la luz.

Johana Milá de la Roca C.

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