Entre la paz y la sublime elaboración del chocolate... Chuao
Mihail Gorbachev en sus Palabras para la Paz del 2004 dijo “que otro mundo diferente es posible, el mundo que vivimos no es aceptable y no podemos mantenerlo de esta forma”. Pensé en ese momento que era un deseo muy poco aterrizable porque los intereses políticos siempre están por encima de las necesidades del colectivo. Pienso ahora que hemos dejado que la política nos domine y no somos capaces, como raza, de vivir en paz.

En el malecón se toma un peñero que va a Chuao y a otra playa que se llama Cepe, unos veinte minutos en lancha a mar abierto rebotando en las olas para llegar a otra de esas obras naturales esculpidas a mano, Chuao. Bajarse en la playa es sólo el comienzo de una aventura extraordinaria que hace recobrar la fe, que hace retomar el respeto tan perdido por la naturaleza, inolvidable.


Recorrer esos verdes paisajes, disfrutar de las cascadas, caminar esos senderos, para luego terminar el día bajando a la playa, dejando que el Caribe sea parte de la aventura, dejándose curtir la piel por el sol que quema sin piedad y con permiso, comiendo pescado y hablando con los pescadores, disfrutando de esa arena limpia y serena, de ese mar tranquilo y retomo las palabras del ex presidente ruso: “otro mundo diferente es posible” porque ahí, en donde la humildad de la gente y sus casas reina con sonrisas, donde la paz se consigue, donde se vive en pleno desde su génesis como se hace un chocolate, ahí donde la montaña se funde con la playa, ese mundo que todos queremos es posible.
Johana Milà de la Roca Cabrera
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