Hércules llegó a Galicia... y se quedó
La magia estaba en el aire, las olas golpeaban en los acantilados alrededor
de la Torre de Hércules, el cielo mostraba sus mejores pinceladas y desde la cima
del faro vi el Atlántico en su representación más azul, el color era tan
intenso que costaba divisar si era celeste o turquesa o una mezcla de ambos,
sólo sé que siempre tendré en la memoria ese día de visita en La Coruña.

Está ubicada al final de una cuesta verde y al llegar, su norte es la mar,
que rompe en los acantilados que circundan al faro, al entrar hay muestras de
todas las excavaciones que han hecho al pasar del tiempo y rocas que datan
del siglo I de ésta era, muchos pisos en escalera que se me hicieron
interminables, ya cansada llegué arriba agarrándome las rodillas buscando aire
y en lo que levanté la vista todo el cansancio había pasado, ahí en la punta de
la torre el Océano Atlántico se abría amable para ser admirado, más bien
devorado por las vistas de los visitantes. El color es tan profundo, tan
hermoso, no recuerdo en ningún otro viaje haber contemplado un mar tan azul.
Una de las leyendas cuenta que el mismo Hércules desembarcó en La Coruña
después de vencer a un gigante al que le arranco la cabeza, también cuentan que
hace siglos desde sus costas se podía divisar Irlanda y que de allí vinieron éstos a colonizar y
traer sus costumbres celtas a las tierras gallegas, pero la historia que más me
gustó habla de que Escocia e Irlanda, tierras celtas por excelencia, antes de
que el Pangea se separara eran parte de Galicia y de allí que compartan la
costumbres, música y ruinas de esa cultura mágica. No hay soporte científico en
estas historias y eso las hace aun más atractivas, crean una burbuja mística de
esa realidad que sólo se consigue escrita en el tiempo.
Ese faro, que una vez fue fuerte para combatir las invasiones vikingas, luz para navegantes del norte, que ha sido generador de mil historias
fantásticas sobre su creación y existencia, que ha visto pasar generaciones de
personas que buscan libertad, belleza, resguardo, también ha visto pasar gente con
ambiciones de riqueza, poder, intercambios de reinos y gobiernos y hoy, siendo
Patrimonio de la Humanidad, sigue erigiéndose hermoso frente a un intenso y
profundo mar azul, donde mutuamente se admiran por ambos permanecen cargados de
historias que nunca sabremos, de vidas que por allí pasaron, de magia que aun
se mantiene cargando el ambiente con su música y los olores hipnotizantes de su
comida.
A todo aquel viajero que quiera disfrutar de Galicia desde los orígenes de
su historia, desde el olor de ese mar que embelesa, desde la magia escrita en
las piedras de las paredes, la Torre de Hércules es un buen lugar para comenzar
a recorrer La Coruña.
Johana Milà de la
Roca C.
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